
ANUARIO DE INVESTIGACIÓN NÚMERO 13
25Diseño para el cambio o la innovación social: antecedentes y posturas.
diseñadores para resolver problemas de diseño a escala
de producto es aplicable para enfrentar los problemas
indeterminados (wicked problems) a escala global,
y el diseño debe centrar su interés en lo humano,
impulsando la creación de productos que le sirvan a la
gente (Buchanan, 2004). El hecho de detectar y atender
las necesidades sociales insatisfechas, utilizando el
pensamiento de diseño y métodos de análisis, es lo que
hará que el diseño realmente funcione y se convierta en
un factor clave en la sociedad.
Según Ezio Manzini, el problema inicia cuando se aplica
un doble signicado al adjetivo “social”. Uno de los
signicados es todo aquello concerniente a la sociedad y
cómo esta está construida; el otro, por su parte, indica la
existencia de situaciones particularmente problemáticas
tales como la extrema pobreza, enfermedades, exclusión
y circunstancias posteriores a eventos catastrócos,
problemas que tanto el Estado como el mercado son
incapaces de abordar (Manzini, 2014). Según Manzini,
cuando se utiliza de esta manera, lo “social” se convierte
en sinónimo de una “condición muy problemática”,
que requiere una intervención urgente fuera de las
modalidades usuales de abordaje de un producto o
servicio. El “diseño para el impacto social” persigue un
equilibrio entre las necesidades de las personas y de la
comunidad en general, tomando en consideración los
aspectos económicos, sociales y medioambientales. Es
un diseño orientado al “impacto social”, una actividad en
el tejido social de una comunidad y en el bienestar de los
individuos y sus familias.
a) Conceptos y perspectivas del diseño social
En años recientes, el concepto de diseño se ha
explotado grandemente, a tal grado que han surgido
nuevas ramas del diseño como diseño antropológico,
design thinking, cultura del diseño, diseño social, etc.
El diseño social en particular se ha expandido dadas
sus diversas aplicaciones. El diseño no se reduce
solamente a un estudio con personas produciendo
ideas de autor, generando benecios comerciales,
basándose en un consumidor especíco y un brief
denido. Esa idea es casi obsoleta y ha evolucionado a
instancias como el codiseño y métodos participativos,
que sitúan al ser humano como centro del proceso.
Raquel Pelta, referente en la investigación en diseño,
explica que desde comienzos de los años dos mil nos
encontramos con otras denominaciones que sirven
para designar nuevos enfoques y ámbitos de práctica
profesional especializados. Entre los relacionados con
esta investigación pueden mencionarse los de “diseño
para el bien social”, “diseño social”, “diseño para el
cambio social”, “diseño para la innovación social”,
“diseño para el impacto social” y, como ha propuesto
Carlo Vezzoli (2010), “diseño para la igualdad y la
cohesión social”. Todos estos conceptos lindan con
otros como los de “diseño de transformación” (aplicado
no solo al ámbito social) y “diseño de transición”, este
último desarrollado por Cameron Tonkinwise y Terry
Irwin (Pelta, 2015).
Ante estas nuevas concepciones, los investigadores en
diseño van deniendo nuevas áreas de aplicación del
diseño de acuerdo con la práctica y las características
del mismo. Especializaciones como diseño de
interacción, diseño de experiencias, diseño social,
diseño para la sustentabilidad no existían hace unos
años. “Los antiguos proyectos de diseñar artefactos
no han desaparecido, pero está creciendo el
reconocimiento de que el diseño puede ser mucho
más que eso” (Margolin, 2017). Por su parte, en su
conferencia durante el 8.o Encuentro Iberoamericano
de Diseño 2019, Gui Bonsiepe destaca una variedad
de enfoques del diseño: diseño emocional, diseño
inclusivo, diseño transformacional, diseño socialmente
sensible, diseño sustentable, diseño postutópico,
diseño radical, diseño orientado al usuario y hasta
diseño “sucio” o dirty design.
Por otro lado, y de acuerdo a la diversidad de
deniciones del enfoque social del diseño, teóricos
como Armstrong, Bailey, Julier y Kimbell (citados por
Aguirre, 2018) sugieren que el diseño es una profesión
clave para enfrentar los desafíos complejos de la
sociedad actual versus la tarea más comercial a la que
había estado sujeto constantemente. De igual manera,
algunos autores han considerado el diseño como
una tercera cultura, un tercer modo de conocimiento
y entendimiento de la realidad, de la mano de las
ciencias y humanidades (Archer, 1979; Cross, 1982,
1999, 2006; Nelson y Stolterman, 2003).