
ANUARIO DE INVESTIGACIÓN ESCUELA DE COMUNICACIÓN MÓNICA HERRERA NÚMERO 5 AÑO 2011 99
rol sumiso que juega la mujer en una relación.
Estos y otros factores socio-culturales, crean signicados en torno al VIH, aumentan la vulnerabilidad a adquirir el virus
y agravan el impacto al recibir la noticia de su diagnóstico positivo.
· “Usted tiene VIH”
Al enterarse de su diagnóstico, la mayoría de ellas entran en una etapa de negación, es decir, rechazan la realidad
voluntaria o involuntariamente.
Desde el momento en que se enteraron de esta forma, ocurrió un choque de signicados entre lo que ellas creían saber
del virus y la nueva realidad a la que se enfrentaban. Como consecuencia, las mujeres presentaron comportamientos
o actitudes de aislamiento, rechazo al tema, ira hacia ellas mismas y su entorno, etc.
En los medios de comunicación, siempre se ha manejado una línea de mensajes drásticos con el n de crear conciencia
en la sociedad. Sin embargo, cuando una mujer es diagnosticada positiva, relacionan los mensajes publicitarios con su
condición, lo cual las hace entrar en una etapa de depresión, negación y auto discriminación.
· La familia, pilar de supervivencia
La familia juega un rol muy importante dentro de la aceptación de la condición de portadora de las mujeres con VIH.
Entre los hallazgos de la investigación se encontró que en varios de los casos, la familia fue una fuente de apoyo y
esperanza para poder sobrellevar su condición. Sin embargo, la familia, al ser parte de los “normales” según Goffman
(1986), es partícipe del proceso de aceptación, compartiendo y acompañando durante el proceso de aprendizaje del
tema. En el caso de las mujeres madres de familia que viven con VIH, la familia adquiere un valor aún más importante,
puesto que sus hijos se convierten en el motor que las lleva a luchar por salir adelante.
· Una mujer positivamente normal
El trabajo en conjunto que se hace con las ONG crea una mejora de autoestima y aceptación de la condición. Al
aceptar su condición, mejora su calidad de vida, contexto y relación con su entorno. La mujer con VIH, es capaz de
hacer las mismas cosas que cualquier otra mujer, siempre y cuando tome las precauciones de salud. Es por esto que,
en la mayoría de casos, sus necesidades se basan en la igualdad de oportunidades tanto laborales como sociales, no
sólo en su caso personal sino en el de todas las mujeres portadoras. Ser portadora no la hace diferente, la vuelve
especial en términos positivos, puesto que en sus manos está la clave para ayudar a los nuevos casos existentes de VIH.
A partir de las nuevas experiencias adquiridas, sus signicados y códigos comunicacionales cambian. Por ello, el
proceso de minding que ahora realizan, hace que vean la vida de diferente manera. Se ven a sí mismas como mujeres